El pobre Platero debería haber estado en el campo de sus dueños junto con otros burros, como a le gustaba. Pero estos lo cedieron al Ayuntamiento de Lucena (Córdoba) para formar parte del Portal de Belén local. ¿Quién iba a pensar que todo terminaría tan mal? Nadie se podía imaginar que un hombre de unos 150 kilos se iba subir al pobre animal, de escaso volumen corporal.